En mi universidad están estudiando el proyecto de la construcción de una nueva biblioteca. Aspiran a que tenga una capacidad para un millón de libros. Pero en esta era Post-Gutemberg, esta idea se está volviendo desfasada, y plantear la construcción de una biblioteca pensando en los libros sería un gran error.

¿Qué está pasando con las bibliotecas?

Las bibliotecas se están convirtiendo en depósitos de libros muertos.

Cuando los chicos van al mall en vez de a la biblioteca, no es que el mall ganó, es que la biblioteca perdió. La bibloteca del futuro debe ser un lugar atractivo.

Alucinante zona para niños de la Seattle Central Library

La biblioteca ya no es el mejor recurso para hacer búsquedas de investigación amateur (colegio, primeros ciclos de universidad). Este conocimiento ya está en la Wikipedia.

Pero la gente sigue teniendo una necesidad: La necesidad de encontrar la información que busca de manera más rápida y efectiva. Esta necesidad de conocimiento es la que se debe llenar con la biblioteca del futuro.

Para ello es clave la figura del bibliotecario. El bibliotecario ya no puede ser el archivador y catalogador de libros. Tiene que ser el que enseñe a los chicos cómo obtener mejores notas con menos trabajo. El que sepa cómo llegar al dato que necesitamos. Es el que sabe navegar en un mar de información sin naufragar y nos enseña cómo hacerlo.

La Biblioteca Central de la Universidad de Helsinki está llena de espacios comunes.

La biblioteca del futuro sigue siendo el lugar donde la gente se encuentra para trabajar en equipo, coordinar e inventar proyectos en conjunto. Tiene que ser un lugar lleno de terminales web donde siempre hay un sitio disponible. Debe ser, en definitiva, el sistema nervioso central de la información.

Ideas tomadas del gran Seth Godin: The future of the library